Cámara de Diputados : Sesión del miércoles 17/3/2010
Discurso de Pino Solanas sobre el veto presidencial a los art. 107 y 108 de la Reforma Política, ley 26571
Sra. Presidenta (Fadel).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Solanas.- Señora presidenta: en honor a la brevedad no voy a abundar en muchos de los argumentos que ya se han planteado, pero es real que hay que sincerar el discurso. Atados a las bellas palabras, la trasparencia, la democratización, una democracia más efectiva, no vemos que en el trascurso de estos tiempos se ha acrecentado la deserción de amplias capas de ciudadanos y en algunas provincias la mitad de la ciudadanía no fue a votar.
No es la abundancia de partidos políticos lo que ha producido este enorme descreimiento. En realidad, esto da para un debate mayor sobre la calidad de la democracia argentina y la degradación de nuestras instituciones en estas décadas. En este sentido hay responsables porque la Argentina no ha estado gobernada por entelequias sino que acá hay responsables que han gobernado la Argentina en estas décadas.
La traición ha sido la metodología corriente del accionar político, la traición al mandato del voto.
En nombre de la democracia nos hemos acostumbrado a que en los últimos años, cuando nos acercábamos a una elección, rápidamente venía una reforma electoral. Sinceremos el discurso. Para cada elección se ha adaptado la fecha que mejor convenía al partido gobernante. Hemos pasado por listas colectoras, listas espejo y el bochorno de la lista testimonial. Es como que esto hubiera sucedido hace muchísimos años, pero fue hace muy poquitos meses.
¡Cómo se prostituyó el sistema electoral que parecería normal que los legisladores no asumieran! No hubo un debate cierto ni maduro hacia una reforma política. Este fue un debate “exprés”, a la medida del bipartidismo para cortarle el acceso a las fuerzas emergentes.
La Argentina hoy está reclamando un cambio profundo. Me refiero a la Argentina que nos está mirando, es decir, aquel que ve como su sueldo es comido por la inflación, el que no puede inscribir a sus hijos en la escuela; el que no puede acceder al hospital público; el que no tiene la jubilación debida; el que ve peligrar su trabajo; es decir, los problemas de la ciudadanía en su vida cotidiana. Todo esto lo dejamos de lado: no lo toca, no lo refleja ni lo honra hoy la democracia argentina.
Nos hemos tomado más de tres meses para llegar a esta sesión ordinaria y todavía no entramos en el corazón de la misma. En nombre de la democracia, en octubre del año pasado se llegó a un acuerdo como bien recordaba la señora diputada Camaño en el sentido de no castigar a las fuerzas emergentes, es decir, honrar de alguna manera lo que dice el artículo 38 de la Constitución Nacional, que habla de respetar a las minorías.
¿Qué sería de una comunidad –la de hoy y la de mañana- que no pudiera dar lugar al nacimiento de nuevas corrientes de opinión para que se organicen políticamente? ¿Qué es esto si no censura, proscripción, ánimo antidemocrático, autoritarismo? En honor a ello se consensuó que los partidos menores no fueran alcanzados por las generales de esta reforma política de la ley 26.571, estableciéndose en sus artículos 107 y 108 que gozarían del viejo régimen hasta el 31 de diciembre de 2011.
¿Qué otra cosa que no sea una proscripción cantada, es este veto del decreto presidencial 2004 del 11-12-2009? De los treinta y un partidos nacionales inscriptos –al menos en el Juzgado Federal número 1 a cargo de la jueza Servini de Cubría-, veinte perderán su personería política si sigue adelante esta reforma.
Por estas razones y muchas otras que podría enumerar pero que ya se han dicho, el interbloque Movimiento Proyecto Sur solicita la derogación del decreto 2004, por el que se vetan los artículos 107 y 108 de la ley 26.571.