En un acto organizado por el Instituto de Proyecto Sur (IPPS) y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), el día martes 20 de octubre se presentó en la sede de la misma universidad el Foro en Defensa del Atlántico Sur y las Islas Malvinas. Estuvieron presentes el Diputado electo por Proyecto Sur 'Pino' Solanas, el General Jorge Leal (RE) -el primero que llegó al Polo Sur por vía terrestre-, Félix Herrero (Director IPPS), el ex gobernador de Santa Cruz Sergio Acevedo y Mario Cafiero.
A continuación presentamos el texto completo del discurso de Pino Solanas:
"ARGENTINA ESTÁ OCUPADA"
Mi primer saludo es para la casa anfitriona de la Universidad y sus autoridades.
Hoy ponemos en movimiento debates que tienen que ver con el interés nacional. Tienen que ver con los recursos naturales, con los recursos territoriales, tienen que ver con los recursos técnicos y científicos. Nuestro principal recurso que es el mar. Está en peligro.
No es casual que esta noche comencemos prendiendo la luz, o ayudando a que brille con más intensidad esta pequeña antorcha que algunos grandes argentinos han venido encendiendo en estas décadas. Le agradezco, como argentino, al General Leal, este extraordinario patriota heredero de las mejores tradiciones sanmartinianas.
Tuvimos la campaña de la independencia. Cien años después, o un poco más adelante, tuvimos la campaña por la captura de nuestros hidrocarburos y por la industrialización: tuvimos a Enrique Mosconi. Décadas después, floreció el gran lanzamiento industrial, técnico, científico y social de la Argentina con otro general, Juan Perón. El primero que en el mundo coloca la idea y el reclamo de la plataforma marítima.
Usted, General Leal, es continuador de esa tradición independentista de defensa de nuestros territorios, pero con grandeza latinoamericana. Emociona oírlo a Don Jorge Leal argumentar con tanta vehemencia que la Antártida debe ser latinoamericana. ¡Qué propuesta llena de generosidad! Para contestar a esa larguísima desunión del continente, que por sus riquezas dejó operar a los imperios para dividirnos y enfrentarnos. Pero hoy soplan otros vientos. Quizás, que yo recuerde, en estos cincuenta años no se ha dado un momento tan favorable para materializar el sueño sanmartiniano-bolivariano de la Patria Grande.
Nunca como hoy hemos visto la coincidencia de tantos gobiernos y tantos avances en tan poco tiempo para construir la Unión de Naciones del Sur, el Banco del Sur y muchos otros proyectos que, aunque van lentamente, ya están planteados: el ferrocarril del sur, la integración energética, la integración de las comunicaciones, proyectos de investigación científico-técnico. Somos una gran Nación inacabada, se nos dijo muchas veces.
Quizás nuestra generación pueda retomar las banderas y avanzar un poco más en el fortalecimiento de esta Nación, de esta Unión de repúblicas y de naciones que es UNASUR. Realidad que no nace por la voluntad de los imperios. Que no nace en un mundo sin conflictos. Que no nace en un mundo bueno donde todos nos ayudamos. Nace en una era atroz. En una era inaugurada en 1945 con el terrorismo nuclear. En una era donde el tema ya no es el garrote vil: es la amenaza nuclear, es el desembarco de guerras preventivas. Es decir, un atropello a lo construido por el Derecho Internacional y las Naciones Unidas en aras de una utopía, de reglas de juego que permitieran desarrollarse en paz a la diversidad de las naciones, que permitieran la convivencia entre los distintos procesos civilizatorios.
Lamentablemente, las aventuras militares que sufrió Argentina en el pasado reciente debilitaron la conciencia y el debate nacional acerca de su política de defensa. Las fuerzas armadas fueron vistas sólo como un ejército de represión interna; como un ejército que había desertado de la consigna sanmartiniana que dice que jamás mi espada se va a desenvainar y hacer correr sangre argentina. Sin embargo, ninguna nación puede vivir sin preparar sus proyectos defensivos. Ningún gran continente como éste, que guarda la cuarta reserva mineral del planeta, que guarda colosales reservas de hidrocarburos y posibilidades de producción de alimentos como para alimentar a buena parte de la humanidad, puede no defenderse. Como si fuera poco, el espléndido documental que acabamos de ver nos recuerda que en la Antártida está el 80 % de las reservas de agua potable de un planeta sediento. ¡Argentina está indefensa! Es lamentable que los gobiernos que se han sucedido hayan abandonado toda política de defensa. Oficialmente no existen hipótesis de conflicto, pero estamos amenazados por una gran potencia como es Inglaterra. Y ahora esa potencia dice: somos la NATO (Organización del Tratado del Atlántico Norte (Alianza militar E.U.A.-U.E.), somos la Unión Europea. En Malvinas acaba de desembarcar, hace pocos meses, una flota de aviones británicos de última generación con sistemas de radares especiales.
En América Latina, el sueño bolivariano de unidad latinoamericana está soportando hoy la presencia de bases extranjeras. Esto merece todo nuestro repudio. Argentina no puede seguir de rodillas frente a la expansión británica. Un ejemplo notorio de esto es la cancillería argentina. ¡Da vergüenza! Con seis millones de kilómetros cuadrados en disputa no tiene un instituto de investigación, ni de estudios del Atlántico sur y de la Antártida. Está siempre a la defensiva y en retaguardia. Todavía tienen vigencia esos dos bochornosos tratados firmados de rodillas por Carlos Menem en octubre de 1989 en Madrid, y en febrero de 1990 en Río de Janeiro. Tratados por los cuales, Argentina debe rendir cuentas hasta de los movimientos de tropas que realiza en su territorio. Argentina necesita afianzar su soberanía y defender lo que le pertenece. Ya en el año 1975, la Universidad de Birmingham decía de la cuenca petrolera de Malvinas que tenía reservas cuatro veces mayores que las del Mar del Norte. Poco tiempo después, un barco de la CIA norteamericana, el Explorer, navegaba por los mares del sur y terminaba diciendo que las reservas no eran cuatro veces mayores, ¡lo eran nueve veces! Todo esto pasaba en los años 75 y 76, en los prolegómenos de la confrontación de Malvinas.
Al sur de las Islas Malvinas está el famoso banco de Bur-Wood. Diez mil kilómetros cuadrados sumergidos a no mucha profundidad en una reserva monumental. Hoy están los que hablan de Lula. El ejemplo es Lula y bien que lo es. El ejemplo de Lula es la presencia irrestricta en su territorio y en su mar, y la búsqueda permanente de recursos hidrocarburíferos. Hoy en día Petrobras es una de las seis grandes petroleras del mundo y acaba de encontrar reservas colosales en la plataforma continental. Argentina, también las tiene. Pero Argentina es un país ocupado, hay que reconocerlo de una vez por todas. ¿Qué significa aquí el capital inglés-norteamericano de la British Petrolium? Cuya mitad le pertenece a varios bancos, a la Morgan y a Rockefeller, que son los dueños de Cerro Dragón, la primera reserva petrolera argentina, la de los petróleos de mayor calidad. ¿Que ha hecho el gobierno de Kirchner al respecto? Facilitar treinta años más de prórroga, ha hipotecado el petróleo de nuestros hijos y nietos no, sólo en Cerro Dragón, sino en todo el país. ¿Qué hizo el socio de Cristina en la fórmula del 2007, al que todavía tiene de vicepresidente? ¿Qué hizo Cobos como gobernador de Mendoza? Rápidamente, prorrogó por treinta años las doce áreas petroleras de Mendoza. Estamos ocupados por las corporaciones extranjeras. Convengamos, General, que usted se pregunta: ¿será por las reservas que estamos desunidos? Estamos semidesnudos, pero en la Argentina estamos ocupados porque lo que define hoy la política nacional y antinacional en América latina no es la discusión sobre el sistema político, no es el tema de la corrupción, no son los temas de miseria. Lo que define hoy la política nacional de avanzada con auténtico carácter progresivo es la disputa por lo que hasta hoy, por lo menos en Argentina y en buena parte de América, sigue siendo dominio de los intereses coloniales.
Los recursos naturales son los recursos genuinos con los que los pueblos pueden enfrentar su desarrollo y bienestar, y en la Argentina son extraídos sin ningún control público. Son extraídos a simple declaración jurada de las corporaciones. Es más, éstas gozan de la libre disponibilidad de las divisas, de la libre disponibilidad de recursos. Ahí están, salen directamente de la Patagonia por barco. Las petroleras se quedan con el 70% de las divisas afuera y las mineras se quedan con el 100% de las divisas de lo que ellas dicen que se llevan; y solo liquidan por oro, plata y cobre, pero se llevan uranio, tungsteno, etc., metales como el molibdeno, muchas veces más valiosos que el oro. Se llevan sesenta y tantos metales gratis. Yo me pregunto, General, hasta cuándo vamos a esperar para lanzar procesos penales contra la Presidencia de la Nación, que es responsable del resguardo de nuestros recursos patrimoniales. Deben ser procesados por incumplimiento de sus deberes en defensa del patrimonio y los bienes nacionales.
Hay que dar un paso entonces, compañeros. Argentina tiene que defenderse. Argentina tiene que recuperar no solo las Malvinas, no sólo el extraordinario y gigantesco territorio que bien llaman los amigos la “Pampa Sumergida”, que es una riqueza colosal alimenticia de minerales, de hidratantes, de hidrocarburos y de agua. Uno debe defenderse de la invasión extranjera también en su territorio. De la cordillera de los Andes salen aviones cargados con metales. Menem y Frei firmaron en el 97 el Tratado de Complementación minero argentino-chileno. Inventaron algo inédito en la historia política contemporánea. Inventaron un tercer territorio, que no es ni chileno ni argentino, y está cedido a las corporaciones. Ese tercer territorio ocupa todo el largo de la cordillera de los Andes, más de tres mil kilómetros por una franja de ancho de entre setenta y ciento cincuenta kilómetros. Tienen aduana propia. Cortan las rutas, uno no puede acceder. Los caminos provinciales están cortados. Tienen fuerzas de seguridad propias, aeropuertos propios... Seguramente éste será el tema de nuestro segundo debate: prender la luz sobre esta ocupación de territorio argentino-chileno por las corporaciones.
Termino diciendo: no solamente tenemos que reconstruir una política de recuperación y defensa del Atlántico Sur que sea continuidad de esta generosa proposición que nos hace el General Leal de unirnos con nuestros hermanos latinoamericanos. Tenemos que dar esta ofrenda a la Unidad Latinoamericana. Reemplazar la política de las mezquindades y de las rivalidades de las burguesías u oligarquías vernáculas que nos dividieron, por una real política de hermandad, de solidaridad y de autodefensa.
¡Tenemos enemigos externos e internos! ¡No podemos estar desarmados! Nosotros nos proponemos reconstruir la conciencia de la defensa nacional, que pasa por la recuperación de los recursos y por la defensa de nuestros territorios. Obraremos con la ley, con la palabra, con la justicia, pero no seremos ingenuos y no estaremos desarmados esperando que ocupen nuestras tierras, que ocupen nuestros mares.
Tenemos que reconstruirnos. Es lo que hace Lula. Consigue petróleo y reconstruye sus autodefensas. Hoy existen bases extranjeras. Ahí están las siete bases que van a instalarse en Colombia. Ahí está la base de inteligencia y comunicaciones en la Triple Frontera, una base norteamericana. Y está la base de la NATO, con esa superfortaleza en Malvinas. Además, en la cordillera ya hay denuncias. En los territorios de las corporaciones mineras, que son todas inglesas, norteamericanas y canadienses, hay también bases de información satelital. Termino aquí, haciendo una invocación a trabajar más unidos que nunca por esta gran causa nacional que es la defensa y recuperación del Atlántico Sur, de Malvinas, de la Antártida, y por la unidad inquebrantable de América latina. Muchas Gracias.