Con el objetivo de lanzar a Proyecto Sur en la Provincia de Buenos Aires, el diputado nacional electo por la Ciudad de Buenos Aires, Fernando “Pino” Solanas, se presentó el sábado 17 de octubre en La Plata.
Estuvieron presentes, entre otros dirigentes, Luis Brunati, Mario Mazzitelli, Elido Veschi, Marcos Palma, Silvia Baffigi, Adolfo Luna del PSA, Daniel De Santis de Unión del Pueblo y Bruno Martino de la juventud de Proyecto Sur.
A continuación, transcribimos el texto completo del discurso de Pino:
Compañeros y compañeras:
No es casual celebrar el 17 de octubre aquí, en La Plata, cerca de Berisso, de Ensenada, de lo que fue cuna de esa gesta que es, como bien se dijo antes, una página de la historia que trasciende la etiqueta partidaria. Fue la irrupción. La decisión de las masas trabajadoras de cruzar el Riachuelo, de romper las vallas y ocupar la Plaza de Mayo; de colocar “las patas en la fuente” como símbolo mayor. Desde ese momento los trabajadores iban a disputar la Argentina. Aquel año 45, que hace emerger a sus líderes, a Perón y a Evita, era la resultante de un pueblo que venía golpeado. Era la resultante de luchas y resistencias. Era el punto de encuentro de ciudadanos y trabajadores que venían de otras militancias y de otras tradiciones políticas y culturales. No existía el peronismo.
En aquella jornada histórica muchos venían de la Unión Cívica Radical contra la traición alvearista. Eran los que desertaban de otras causas políticas, incluso los que venían del campo y habían estado acompañando a sus patronales, que les sacaban las libretas para votar. El 17 de octubre es también el punto de encuentro de una nueva identidad política que comienza a dar nacimiento a ese dirigente, esa pareja extraordinaria que va a debutar en la Argentina con tres medidas que, vistas a la distancia y sesenta años después, parecen impensables: la nacionalización del Banco Central, la nacionalización de los depósitos bancarios, y la nacionalización del Comercio Exterior.
Yo quiero dedicarle estas palabras a los muchos trabajadores que hay aquí, y en especial a lo mejor que tenemos, que son los jóvenes. A esta juventud que junto con los jubilados fueron las víctimas de los experimentos económicos de los años 90. A esta juventud a la que el país le debe una reparación histórica para que vuelva a insertarse en la capacitación y en el trabajo. A ellos me estoy dirigiendo, porque estamos trayendo un recuerdo de aquella historia. No se puede construir, ni reconstruir la Argentina, si no tenemos presente todo lo que tenemos detrás. Una historia que no comienza el 17 de octubre: es consecuencia de 150 años y hoy de 200 años de decisión por vencer, de decisión por realizar una identidad naciente que es la identidad argentina.
A lo largo de estos 200 años, muchachos, el conflicto siempre se dio entre los que decían que no nos podíamos independizar ni desarrollarnos sin la ayuda del capital o la técnica extranjera; del otro lado estaban los que fueron tildados de locos, de utópicos, de románticos. Los que decían que para ser libres teníamos que apoyarnos en nuestras propias fuerzas y administrar con sabiduría los recursos que tenemos.
Fíjense que los tres momentos más importantes de industrialización de la Argentina se dieron sin apoyo del crédito externo. Ahí está Irigoyen, creando YPF. Ahí está Perón, que en dos años de gobierno había nacionalizado los servicios públicos, hacía volar el primer avión a reacción del hemisferio sur y construía la séptima flota mercante del mundo. Los ferrocarriles alcanzarían 52000 kilómetros. Digo estas cosas y vuelvo a que no es casual que festejemos el 17 de octubre aquí en La Plata, como lo decía Elido Veschi. Acá es el punto de encuentro de los gremios del riel, de los gremios navales, de los gremios de los hidrocarburos, junto con una de las materias grises más importantes del país, esta extraordinaria Universidad de La Plata, que vio nacer la escuela físico-matemática argentina. A todos ellos, de los miles de técnicos, a los miles de anónimos trabajadores, de profesores, de maestros que pusieron lo mejor de cada uno, cuidando sus obras, sus piezas, sus máquinas, sus investigaciones como si fueran creaciones artísticas…
A todos ellos les debemos la Argentina, a todos ellos les debemos una respuesta porque lo que ha fracasado no es la causa independentista, la causa de la Justicia Social, la causa de la Soberanía Popular, que ya está presente en la epopeya naciente de la patria, las invasiones inglesas, o en la gesta de la independencia. Aquello no ha fracasado. Son las banderas estratégicas de la Argentina las que han sufrido derrotas, pero todavía están altas. Están altas para que las enarbolemos definitivamente y podamos convencer a la mayoría de los argentinos en este momento de vaciamiento político, en este momento de descreimiento, de escepticismo… Porque hoy, muchachos, porque hoy, chicas, hoy más que nunca es posible encender los motores internos de cada uno para llevar nuestras banderas al triunfo.
El mayor veneno que nos han inculcado es el virus neoliberal. Fue el decirnos que no se podía, que el cambio no era posible. Toda nuestra energía y nuestra inteligencia deben colocarse hoy y demostrar, como lo estamos haciendo, que el cambio es posible y Argentina puede transformar este lamentable Estado que tiene a un tercio de la población en la pobreza. Que tiene el 55% de sus trabajadores en negro, para que me escuche algún alma kirchnerista que puede haber por ahí. Esta gente disfrazada de peronista debe cargar con el bochorno de tener a más de la mitad de los trabajadores en negro. Deberían avergonzarse estos nuevos “travestis”, como tantos otros que ya hemos tenido infiltrados en el Movimiento Nacional.
Hoy estamos convocando a una nueva patriada. Convocamos para el triunfo. El mayor enemigo que tenemos es que todavía no creemos que el triunfo está cerquita, muchísimo más cerca de lo que creemos. Todavía nos pesa el “no se puede”. Es como si viéramos que el tren entra en la estación y no nos diéramos cuenta de que está ahí para que lo tomemos nosotros… A ese tren que pone en marcha nuestra historia. No nos damos cuenta de que tenemos que ponernos de pie y empezar a correr para subirnos al tren porque se nos va, compañeros. Vivimos un momento único de la historia de las últimas décadas, aquí y en todo el continente. Los que ya tenemos algunos años nunca vimos un momento tan excepcional en América latina como éste. Es este el momento de subirse al tren.
En la Ciudad de Buenos Aires las operatorias mediáticas y de inteligencia del Gobierno y del poder nos ningunearon durante todo el verano. ¡Ni las gacetillas nos publicaban! ¿Qué fue lo que pasó? ¿Fue un milagro? No, compañeros. Lo que pasó es que una parte importante del pueblo argentino y de la Ciudad de Buenos Aires estaba acampada a la vera del camino, esperando que viniera el tren o la propuesta, y había estado votando opciones una peor que la otra, ¡entre Frankestein y Drácula!, o la deserción del voto en blanco. Todavía hay un 30% que no vota. ¿Que pasó en la Ciudad de Buenos Aires, que estaba perdida? Los analistas decían que se había girado a la derecha y que eso era incurable. Lo que pasó fue que ese pueblo aparentemente dormido, o que antes votó el mal menor, se encontró con una propuesta que explicaba qué diablos nos había pasado. Que explicaba el robo. Que explicaba las enormes posibilidades de un cambio rápido que tiene la Argentina si cambiamos de política. Notros explicamos y colocamos por primera vez en la agenda política temas que no se trataban.
Fuimos la única fuerza que dijo que si recuperamos el petróleo y el gas para la Nación vamos a tener una renta monumental que supera los 20000 millones de dólares, con lo cual se puede acabar con la indigencia y la pobreza en el corto plazo, con lo que se pueden reconstruir el sistema ferroviario, la flota mercante, la petrolera nacional, la aeronáutica, las industrias básicas que generan cientos de fábricas subsidiarias que posibilitan desarrollar ingenierías y técnicas y tecnología nacional. Nosotros demostramos que existía la perspectiva de otro país, otro camino que habían elegido los principales países de América Latina. Hoy lo que divide aguas en América Latina es la recuperación de los recursos de la tierra, que son los recursos genuinos que los pueblos tienen para financiar su desarrollo.
Hoy hasta Duhalde, a Reuteman, se les hace la boca con Lula, pero esconden que el suceso de Lula y de Brasil es haber defendido con uñas y dientes su petrolera estatal. Petrobras ha seguido invirtiendo, buscando nuevas fuentes de petróleo. Petrobras es la locomotora de la primera economía de América del sur. ¿Quién le enseñó el camino a Petrobras? ¡YPF! ¿Quién le enseñó el camino a Petróleos de México? ¡YPF! En consecuencia, estos gobiernos disfrazados de progresistas, como el de Cristina y Néstor Kirchner, y las organizaciones que se dicen progresistas y que los apoyan en un gesto de repugnante complicidad con el saqueo de los recursos estratégicos, no invirtieron un peso en la reconstrucción de una petrolera estatal. Tienen 46000 millones de dólares en el Banco Central y son incapaces de tomar mil, dos mil millones y relanzar una petrolera argentina. Son incapaces de invertir en la reconstrucción del servicio ferroviario o en la flota marítima. Por eso les decimos que acá no hay nuevas ni viejas derechas: ¡hay derecha! Y hay sólo proyectos de la derecha económica, unas más demagógicas que las otras, que se llaman Cobos y el conglomerado del radicalismo liberal cobista.
Cobos, el socio de Cristina hasta ayer... ¿cómo hasta ayer? ¡Sigue siendo el vicepresidente de Cristina Fernández de Kirchner!, el que la ayudó a que llegaran al gobierno en el 2007. Este señor Cobos, que acababa de entregar por treinta años más las doce concesiones petroleras de Mendoza. Cobos, la otra variante… O la de los Duhalde, Reutemann, Solá, los distintos disfraces de las mismas causas gerenciadoras del modelo neoliberal de entrega, que jamás abrió el pico por la entrega de nuestros recursos estratégicos. Éstas son las fuerzas del bipartidismo que se prepara para gobernar otra vez.
Y está el kirchnerismo, que no difiere de Macri, ni de Morales o de Cobos, ni de Carrió o de Duhalde, de Solá o de Reuteman. En los asuntos económicos, el gobierno tiene su poder abrochado en sociedad con las corporaciones bancarias, las multinacionales exportadoras de cereal, las corporaciones mineras y las petroleras. Ese es el poder real de la Argentina, esos son los adversarios, esos son los enemigos estratégicos de la liberación del pueblo argentino. Por eso les preocupa que Proyecto Sur haya nacido. Les preocupa que no solamente no fracasó, ni se dividió, sino también que está unido y se proyecta y se prepara para gobernar. Les preocupa nuestro crecimiento. Primero, porque es una fuerza no sectaria. Es una fuerza que se dirige a todos los argentinos de buena voluntad que quieran sumarse a esta patriada. Patriada que tiene cinco grandes causas como propuesta: recuperar los recursos estratégicos, acabar con la desigualdad, con la miseria, con la indigencia; relanzar las industrias básicas públicas, telefonía, ferrocarriles, petróleo, marina mercante, etc.; relanzar la enseñanza y los planes de salud; y, por último, democratizar la democracia.
Pido democratizar la democracia porque mucho hemos aprendido en estos sesenta años desde del 17 de octubre. Lo hemos aprendido con dolor, con mucho dolor. Muchas tragedias va dejando atrás el conflicto de la Patria. Y hemos aprendido que hay que defender tanto el territorio como el espacio de paz y de transformación en democracia que necesitamos para contrarrestar todo tipo de provocaciones que hay y que vendrán, más fuertes, y que querrán impedir el cambio revolucionario en paz y democracia que nosotros proponemos. Democratizar la democracia es llevar hasta las últimas consecuencias la democratización de la justicia y del poder legislativo. Democratizar el sistema político en serio, democratizar el sistema electoral, los sindicatos, los partidos políticos. Democratizar la democracia significa instalar desde la escuela la conciencia patrimonial. Que cada argentino sea consciente de lo que le pertenece, que cada argentino sepa que es un accionista de un consorcio de 40 millones de copropietarios que es el gran consorcio de la Argentina. Que cada argentino comprenda que a este patrimonio millonario nos lo ocultan para que nadie pueda defenderlo, porque nadie puede defender lo que no sabe que le pertenece. Que cada uno comprenda que lo que es de todos lo tenemos que cuidar y defender entre todos, sea el banco de la plaza, el pupitre de la escuela, el vagón del ferrocarril o el edificio del hospital. Que cada uno entienda bien que hacer negocios privados como los hace el matrimonio Kirchner, con bienes que son públicos o aprovechando su posición dominante para duplicar su patrimonio año a año, son delitos infamantes que ningún ciudadano ni ningún trabajador puede aceptar.
Para ir terminando, quiero volver a nuestra victoria del 28 de junio. Demostramos que había un pueblo esperando el cambio. Esos votantes vinieron de todas las culturas políticas. De la izquierda, de los movimientos sociales, de los radicales, del progresismo y de mucho peronismo, y hasta gente que es escéptica y había creído que el joven empresario Macri iba a ser una solución. El 28 de junio empezó a juntarse ese nuevo plasma y viene a demostrar que en casi todas las provincias se da el mismo fenómeno. Yo viajo todas las semanas y acabo de regresar del noroeste, donde ya les anuncio que en La Rioja, en Catamarca, en Tucumán, en Salta y en Jujuy, en las próximas semanas quedará sólidamente constituido Proyecto Sur. No sé cómo puedo transmitirles lo que ocurre en todas las provincias. He estado en Córdoba, en Entre Ríos; he recorrido buena parte de la provincia de Buenos Aires, he estado en Mendoza. En todas las provincias el prestigio de Proyecto Sur está altísimo y las encuestas nacionales, encargadas por el poder. nos ubican entre las tres o cuatro primeras fuerzas para disputar el 2011. No son sólo el proyecto y las ideas. La aceptación de proyecto Sur se da porque hay mujeres, hombres y jóvenes no contaminados. Es decir, que han ganado confianza, credibilidad por la coherencia de sus vidas, por la ética.
Pero compañeros: acá lo que está faltando, nuestra gran limitación -como alguno dijo-, es que falta construir los puentes de comunicación con ese pueblo que nos está esperando. Falta organizarnos porque están dadas las condiciones para pelear y ganarle a los Cobos, los Reuteman, los Duhalde o a los Kirchner… Me lo dice gente de toda condición: modestos, chacareros, campesinos, productores, industriales, profesionales. Estamos convencidos que nadie cree en los Frankestein y en los Dráculas; que muchos miran con alegría la perspectiva de construir una alternativa transformadora, racional, sensata, pero de cambio real protagonizada por honestos que decimos “No somos ni sabios ni tenemos toda la verdad, pero tenemos ética, venimos con coherencia y decimos que solos no podemos transformar la Argentina”. Necesitamos unirnos, dejar las divisiones del pasado. Unirnos para enfrentar primero a los enemigos, a los adversarios que querrán robarnos de nuevo los votos, que querrán dejarnos afuera con la nueva Ley electoral, como dice Mazitelli, y después siendo gobierno nos pondrán el palo en la rueda. Harán todo lo posible para desestabilizarnos. Hago este prólogo para decirles lo importante, como ya lo señaló Mario Mazitelli: queremos el cambio, la enorme y ciclópea tarea de transformar la Argentina y acabar con las plagas como el chagas, el dengue, el analfabetismo, la miseria, la inmundicia que es tener cinco millones de personas viviendo en el barro y en la indigencia.
Esta cruzada depende de que cada uno de ustedes le transmita al vecino, al compañero, al amigo, que hay que ponerse las pilas y convencerse de que tenemos que ser el motor y la custodia permanente de esta transformación. Hay que participar, participar activamente porque si no será patético, nos quedaremos ilusionados con las ganas y sin darnos cuenta de que teníamos que ir a la estación, ocupar el andén y tomar el tren. Nos va a pasar ver que el tren arranca, se va y se fue y, ¡che, pará!, pero se fue, se pasó la coyuntura, apareció otro. Por eso el enemigo grande lo tenemos adentro. ¿Cuál es? No creer. La mayor parte de los compañeros y ciudadanos que encuentro me abraza y me dice: “¡vaya para adelante Pino!” Si me tomo un café y les pregunto: ¿pero che, qué te parece, va bien? Y él me dice: “¿pero vos crees que se puede cambiar esto?” Me preguntan “¿nos dejarán?” ¡Cómo mierda si nos dejarán! ¿A quién le vamos a pedir permiso? ¿A los papás de uniforme que teníamos antes? ¿Al vigilante de la esquina? ¿A estos perejiles que gobiernan y son tan incapaces de que en seis años no construyeron ni un barco? ¿A quién le vamos a pedir permiso?
Por eso, compañeros, los invito a ponerse las pilas, a convencerse de que se puede. Faltan dos años. Es muchísimo y es muy corto. Es muy corto para la enorme tarea de multiplicar esto por diez. Pero ¡atención! Alguno me dijo que es poquísimo el tiempo y que no llegamos. Yo digo que hay que multiplicarse por diez porque las batallas se ganan en el campo de batalla. Podés tener los votos, pero si no controlás las urnas y abrís la urna y la seguís hasta el correo… Si no lo hacés, perdiste la elección. Yo siempre recuerdo a los que me dicen que dos años no es muy poco. El Ejército de los Andes se construyó en la “comarca” de Mendoza, donde no había industria, no había nada. Cuatro mil quinientos hombres recolectaron siete mil animales, fueron a buscar a las montañas minerales, probaron veinte formas fundiéndolos en las fraguas, llegaron a construir sables, fusiles, cañones, pólvora, sin recursos. Alvear había traicionado a San Martín. Sin recursos, sin nada, a partir del propio esfuerzo, el 15 de junio de 1815 San Martín, en cabildo abierto, le dijo a su pueblo “desde mañana ganaremos todos la mitad”. “¡TODOS!”, La otra mitad irá para la construcción del ejército. ¿En cuantos años construyó el ejército? En diecinueve meses, el Ejército de los Andes, en un enero de 1817 salía. Y aquello fue tan glorioso que es un ejemplo del nacimiento de la Industria Nacional. Cuando hay proyecto y hay decisión, y al proyecto y a la decisión se le suma sabiduría popular, sentido común, rigor para trabajar y para que no te explote la pólvora en las manos, cuando todo esto se junta, es imparable.
Compañeros: los invito a desbordar este acto. A construir el mejor formato de acercamiento con los vecinos, con amigos que proponen las “mateadas de Proyecto Sur”. Hay que sentarse a matear con los vecinos, con los compañeros, con los estudiantes, con los amigos, y conversar sobre estos temas.
“Mateadas de Proyecto Sur para ponerse las pilas”. Para arrancar los motores. ¡Para que el triunfo del 28 de junio sea el triunfo del 2011! Viva la Patria!
Otros medios:
Clarin: link
Pagina 12: link